jueves, 3 de febrero de 2011

Acostumbrado?

Cuán peligroso es acostumbrarnos a la presencia de Dios.
Acostumbrarse a la presencia significa perder la capacidad de asombro, caminar a su lado, pero sin darnos cuenta de todas las obras de arte y piruetas que hace para nosotros. Cada día, a cada segundo... Dios nos acompaña siempre, y siempre nos habla, con lo que sea, pues en todo está Él. Que lamentable es caminar con quien amas, pero no escuchar las cosas preciosas que te dice al oido... No mirar lo bella que se vistió hoy especialmente para ti... No darte cuenta de todas las cosas que hizo con sus manos para agradarte, para alegrarte, para bendecirte. Acostumbrarse y ver todo como normal, como cotidiano, implica no poder agradecer nada, pues todo se ve plano, nada agrada nuestro corazón de forma especial. Y cuánta tristeza puede acumular un corazón no agradecido.

>> Señor, te pido que cada mañana al despertar, mi vaso esté vacío y con ganas de llenarse. Te pido que no se vaya de mi corazón las ganas y el deseo de conocerte cada vez un poco más, de acercarme más a tí, de beber y comer de ti. Porque tener sed solo crea la necesidad de calmar la sed.... Tener hambre solo activa el deseo de apagar el hambre... Así quiero yo anhelar de ti, tener sed y más sed, solo para poder saciarme hasta que mi vaso se derrame y pueda así llegar a otros. Papito, pon un corazón agradecido en cada uno de tus hijos. Que no nos acostumbremos a ti. Que podamos deleitarnos en tu presencia, gozarnos en nuestro caminar, sorprendernos y maravillarnos con tus hermosas obras. Me gozaré porque este es el día que ha creado el Señor. Gracias por estar siempre a mi lado. Por abrir mis ojos cada día. Por renovar tu soplo de aliento en mi. Gracias por ser mi Dios, por ser mi Señor, por ser mi Padre. En el nombre de tu  precioso hijo Jesús. Amén.

 
Licencia de Creative Commons
This obra by http://aking-mahal.blogspot.com/ is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.