Hay personas que se preguntan "por qué debemos confesarnos con otra persona, si todos son igual de pecadores (o más)???".
En la iglesia católica debes confesarte antes de recibir un sacramento, o de comulgar. En otras iglesias existe el discipulado en que las áreas débiles son tratadas. Y en otras un poco más estrictas tu pecado no solo debe ser confesado sino que además es castigado por las autoridades de la congregación.
Sin caer en un análisis exhaustivo de cada una de las religiones, corrientes o creencias y la tentadora comparación, me centraré en la pregunta planteada al comienzo.
¿Por qué debemos confesarnos?
He oído y leído diversas opiniones y pensamientos al respecto. Algunas de estas lineas de pensamiento son:
- Es ridículo confesarse "y pedir perdón" ante alguien que puede ser tanto o más pecador.
- La biblia nos dice que debemos orar a Dios y pedirle perdón a él porque sólo él puede perdonarnos.
- A nadie más que a Dios le importa lo que yo haga o no haga.
- No tengo que confesarme con cualquiera. Solo los apóstoles, obispos, sacerdotes, (etc) están capacitados.
Siempre defiendo la libertad de pensamiento, pero personalmente, difiero de esas ideas.
Estas son algunas de las razones en las que radica la importancia de la confesión de forma habitual.
La biblía lo dice.
La biblia sí nos dice que debemos confesarnos. Confesar nuestros pecados o nuestras malas obras no es una opción, sino una demanda. Como cristianos no tenemos elección, y es cierto que a veces puede darnos vergüenza. Pero esto es señal de que estamos realmente arrepentidos. Si somos indiferentes a nuestro pecado, impide el arrepentimiento, y sin arrepentimiento no hay perdón. Debemos preocuparnos por lo que hacemos y no llevar una vida de "da lo mismo" o poniendo parches en las heridas sin buscar cómo sanarlas.
No hablar te enferma.
Mientras mas nos demoremos en confesar mas nos enfermamos. El ser humano tiene una increible necesidad de hablar, de contar, de decir, de exteriorizar lo que ocurre en su interior, es por eso que nos resulta mucho más "extraño" una persona muy callada a una persona chismosa.
Cuando estás en una reunión de amigos, no te extraña que llegue alguien a contarte lo que le pasa, o lo que pasó con "ese de allá". Muchas veces así nacen temas de conversación, y a veces confundimos el chisme con el "solo estábamos haciendo un comentario, somos libres de decir lo que pensamos". Sin embargo, cuando hay alguien muy callado, intentas buscar un tema en común, algo que lo haga hablar, y si habla poco se le cataloga de antipático, soberbio, fome... Si un amigo no te cuenta todo lo que le pasa: "Es que no me tienes confianza".
Y no solo buscamos que el otro nos cuente de su vida, también necesitamos ser oidos, contar aquello que tenemos dentro y no nos deja dormir. Por eso existen los blogs, por eso existen los foros, e incluso hay páginas dedicadas a confesar secretos... que generalmente suelen ser vivencias que no son fáciles de decir en persona, pero que nos ahogan y nos dan vuelta en la cabeza hasta que podemos decirlas.
Solo te quitas el peso cuando la dices y las entregas. Hay personas que tienden a guardar todo. No solo lo que han hecho, sino también lo que sienten y lo que piensan. Finalmente están proclives a caer en depresión, sufrir cuadros de estrés o encontrarse frustrados e impotentes. Es importante recordar la relación mente-cuerpo, una mala higiene mental puede hacernos somatizar, y al final nos vemos peor.
No estamos solos.
Hablar con otra persona sobre eso que te molesta y que termina por afligirte, permite recibir del otro ánimo y fortaleza. También llamado "apoyo moral", es necesario para un ser social, verse apoyado por su entorno. Quizá tengamos la sensación de que confesarnos equivale a ser juzgados. No es así, y si ocurre es por error, por una mala perspectiva. Sin embargo necesitamos que alguien nos de dirección. De la misma forma, sin ser santos, podemos apoyar a quien viene a contarnos lo que ocurre en su vida. Todos fallamos, pero no todos fallamos en el mismo lugar, eso nos permite ayudarnos. Ser seres sociales también implica pedirnos perdón unos con otros sobre los actos que dañan directamente la integridad de nuestros cercanos. Así también, existe en nosotros poder de perdonar las ofensas de otros, acto tremendamente necesario, pues cada cosa que no perdones, mantendrá la herida abierta, y permanecerán estancados en ese momento.
Perdemos objetividad cuando lo hacemos a solas.
Fuertemente ligado al punto anterior existe la necesidad de perspectiva. Contrario a la idea de confesar todo en lo secreto, es que cuando estamos solos no podemos realmente identificar (todo el tiempo) dónde estamos fallando. Quizá podamos darnos cuenta de algunos elementos que parecen evidentes, mas existen pequeños elementos que podemos no ver. Es ahí donde entra en juego el otro. Podemos recibir dirección, ver las cosas desde otro punto de vista, darnos cuenta de que no todo es tan malo como pensábamos, y encontrar descanso, o que no todo va tan bien, y que podemos hacerlo mejor. Sin duda nos ayuda a crecer.
* Si doliese el alma como nos duele el cuerpo, habría largas colas en los confesonarios.
* Si confesando el mal volvemos a caer, sin confesarnos nunca nos levantaríamos.
* Si hay pecadores insensibles al perdón es porque nadie les abrazó con amor en su vida.
*Algunos elementos clave han sido desarrollados a partir de referencias externas. Blogs, revistas, y publicaciones ministeriales son algunas de las fuentes principales.
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