viernes, 17 de septiembre de 2010

Esté como esté, soy quien soy.

Muchos suelen creer que las circunstancias determinan nuestro estado de ánimo, nuestras actitudes, nuestras conductas, y aun más, nuestra felicidad.
En tiempos de ocio, nos aburrimos y deseamos tener algo que hacer, cuando hay mucho que hacer, deseamos un descanso... En clases queremos vacaciones y en vacaciones muchos se ponen atrabajar... Los niños quieren ser adolescentes, los adolescentes quieren ser adultos, y  los adultos quieren ser jóvenes... Y así ocurre en todo orden de cosas.

Crean caras virtuales con emociones, estados de ánimo y personalidad

Pero no podemos dejar que las circunstancias definan lo que somos. A veces me provoca algo no tan lindo cuando pienso que en inglés  yo siempre "am"  (I`m), en cambio en español, tenemos la maravillosa fortuna de poder diferenciar el "Ser" del "Estar" y no contamos con un confuso "be". Debemos tener una identidad clara, y saber quienes somos. Dónde o cómo estemos, son solo circunstancias que no deben de interferir en nuestros objetivos. Sí aprendemos, sí experimentamos, sí sentimos, sí caímos, sí fallamos, pero no para siempre. Solo recata lo que sirve, y lo demás déjalo.

Uno de los pasajes que atesoro de la Biblia, es aquel en el que Pablo nos muestra que no es necesario "haber nacido optimista". En Fil.4 Pablo nos dice  "He aprendido a contentarme" en cualquier escenario. Cuando sabes que cuentas con el respaldo de tu Padre, cuando existe un gozo inamovible en tu interior, puedes sentirte abatido, triste, y hasta enojado, claro que sí, pero eso no te controlará. No dominará tu vida, y no la definirá. Y lo más importante, podemos aprender a vivir de esta forma, podemos a prender a ver las cosas de otra manera, a no depender de las situaciones.

Sentir paz aun en momentos de prueba, de crisis, de agobio, es solo obra de ese Dios maravilloso que nos calma y toma nuestras cargas en sus manos. Es saber que su mano poderosa y su manto de amor están sobre nuestras cabezas, dando protección, fuerzas y la entereza que necesitamos.


SOY Nicson, un hijo de Dios, un jóven con propósito, alegre y con ganas de seguir creciendo... 
ESTOY aun ocupado con actividades en la universidad, y aunque muchos ya están descansando por fiestas patrias, aun me queda mucho por leer, eso me tiene eventualmente cansado, pero sigo alegre, y sigo sonriendo.

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