Estábamos él y yo hablando sobre el liderazgo, sobre el discipulado, sobre las enseñanzas en la amplitud de su dominio... Por supuesto, todos necesitamos un guía, alguien que nos alimente durante los primeros meses de nacer, que nos enseñe a caminar apoyando la planta de nuestros pies. Sin embargo, llega el momento en que no tan solo podremos caminar por nuestra cuenta, sino que aprenderemos a correr y luego a saltar.
Puede resultar útil decir a otro lo que debe o no debe hacer. Pero.. ¿No es más efectivo enseñarle los criterios y parámetros con los cuales juzgar lo correcto?
Cuando fui por primera vez a la universidad, me vi en la necesidad de pedir indicaciones para poder encontrar la escuela de psicología, pues no la conocía. Ahora, después de interiorizar todo el mapa y crear imágenes mentales, estoy capacitado para poder dar indicaciones a quien no sepa cómo llegar. Por el contrario, no ocurre lo mismo con esos lugares donde sabes que hay alguien que conoce el camino y te llevará cuando lo necesites. No aprendemos, simplemente permitimos que el resto haga su trabajo.
Suena bien... Pero es en su ausencia que los frutos se harán manifiestos (o faltos).
Si a un hambriento das un pescado, comerá hoy. Pero si le enseñas a pescar, comerá toda su vida. (Lao Tse) |
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